La técnica permite la colocación de hueso (o sustitutivo biológico del mismo) en los espacios ubicados alrededor de un defecto óseo o una pérdida generalizada del mismo.
Este hueso puede obtenerse en dos formatos: “hueso en bloque” o hueso particulado, cuyo origen puede ser animal (xenoinjerto), hueso procedente de un donante (aloinjerto) o bien hueso del propio paciente (hueso autólogo).
Finalmente el hueso tiende a regenerase completamente al cabo de unos meses mediante tres principios básicos de la regeneración:
Autoconducción (servir como guía del proceso de reparación), osteoinducción (diferenciación de células inmaduras en osteoblastos activos) y osteogénesis (trasplante de osteoblastos viables y células precursoras de los osteoblastos al defecto junto con el material del injerto)